Las
comunicaciones inalámbricas, desde hace ya unos años, están experimentando un
crecimiento significativo, sin ir más lejos, tenemos el ejemplo de la
Televisión Pública Digital donde el Estado Nacional está instalando un número
importante de antenas repetidoras, el Internet móvil que se expande llegando
cada día a nuevos y remotos lugares y el boom de la telefonía celular, con
nuevas prestaciones y servicios.
¿Qué
tienen en común todos estos sistemas? Que todos ellos, al igual las radios FM,
las AM y otros sistemas de radiocomunicaciones, operan a través de ondas
electromagnéticas y, gracias a ellas, llegan hasta nosotros sin importar en
donde nos encontremos.
Las
ondas electromagnéticas son energía eléctrica y magnética en movimiento y están
presentes en nuestro mundo en forma natural (por ejemplo, a través de la
energía solar) y artificial, como las ondas de radiocomunicaciones.
La
gran demanda de servicios que se generó en torno de la telefonía celular trajo
como consecuencia el crecimiento de las redes móviles, con la correspondiente
instalación de sus antenas de radio base.
No
hay ninguna duda que las ondas electromagnéticas inciden en la salud.
De hecho, hay varios tratamientos médicos donde son utilizadas en forma
terapéutica, como los tratamientos de rehabilitación con magnetoterapia y
tratamientos con radiofrecuencia. Sin embargo ve amos algunos interrogantes que
surgen alrededor del uso e los teléfonos celulares.
“¿El
uso del teléfono celular produce cáncer?”.
Nuevamente, la ciencia está en deuda con la sociedad. Si revisamos la
bibliografía científica al respecto, observaremos que una parte da cuenta de
una relación directa entre el uso del celular y la aparición de tumores cerebrales y, por otro lado,
otro tanto de trabajos deniegan dicha relación. Cabe aclarar que, para que una investigación
sea científicamente aceptada, debe poder ser reproducida por otro grupo de
investigación bajo iguales condiciones de entorno y, además, la conclusión debe
ser semejante a la del trabajo inicial. Esto no se ha logrado hasta el momento.
“La
exposición a la radiación del teléfono celular es el mayor experimento de la
salud humana jamás llevado a cabo, sin el consentimiento informado, y tiene
unos 4 mil millones de participantes inscritos”.
A
esta instancia surge una nueva pregunta: ¿Y mientras tanto qué? ¿Qué podemos
hacer hasta que la ciencia nos aclare las distintas inquietudes? En principio,
no debemos entrar en pánico. Mientras tanto, se pueden realizar algunas
acciones que podrían actuar como paliativos si es que, en el futuro, se
demostrase que el teléfono celular es perjudicial para la salud. Éstas son:
1
- No abusar del celular. Según la Real Academia
Española, una de las acepciones de abusar es usar mal, en forma excesiva,
impropia o indebidamente algo. Es necesario hacer hincapié en no utilizar el
celular en forma excesiva, ya que los efectos biológicos están
directamente relacionados con la duración de la exposición. Por
ejemplo, podemos tomar elegir usar el teléfono con línea fija en lugar del
celular (aunque nos resulte más cómodo utilizar la agenda del móvil).
2
- No dormir con el celular cerca de nosotros.
Evitar dejarlo bajo la almohada o sobre una mesita de noche. Evitar usarlo como
despertador, lo cual lleva a que el aparato este junto a nosotros toda la
noche.
3
- Utilizar el celular con manos libres. De esta forma, nos
aseguramos de no tener el aparato pegado a nuestro cuerpo y lejos de nuestra
cabeza, reduciendo el nivel de exposición.
4
- Elegir mensajes de texto en lugar de llamadas de voz.
Nuevamente, con esta medida nos aseguramos de mantener alejado el celular de
nuestra cabeza durante la comunicación.